EL SECRETARIO GENERAL DEL SUTEBA EXPLICA SU APOYO AL GOBIERNO

“Los que más tienen deben pagar más”

Roberto Baradel estuvo entre los dirigentes de la CTA que fueron a Plaza de Mayo a respaldar al Gobierno. Entiende que del otro lado estaban los “sectores del poder económico concentrado” y por eso dijo presente en el acto.

Roberto Baradel conduce el gremio docente bonaerense enrolado en la Ctera.
Imagen: Sandra Cartasso
Pese a la tregua entre el campo y el Gobierno, las consecuencias de ese enfrentamiento y la convocatoria de Cristina Fernández de Kirchner a Plaza de Mayo dejaron cabos sueltos entre los sectores que se definieron de uno u otro lado. La Central de Trabajadores Argentinos (CTA) no participó institucionalmente de la movilización aunque muchos de los gremios que la integran se mostraron ese día apoyando el aumento de las retenciones. En diálogo con Página/12, Roberto Baradel, secretario general del gremio docente de la provincia de Buenos Aires, Suteba, consideró que es necesario defender la medida porque si bien “no es una condición suficiente, es necesaria” para posibilitar la redistribución de la riqueza. Sin embargo, aclaró que debe “haber una política diferenciada o de retenciones segmentadas para los pequeños productores, para que también se modifique el esquema agroexportador del país”.
–¿Por qué fueron al acto en la Plaza de Mayo?
–Entendíamos que había una contradicción muy grande entre lo que planteaban sectores del poder económico concentrado y lo que son los intereses populares. Además, en toda crisis política organizada por los sectores de mayor poder económico los que terminamos pagando los costos somos los trabajadores.
–¿Hubo un intento de desestabilizar al gobierno democrático?
–Hay sectores del poder económico que intentan discutir otro país, que están en contra de que el Estado les cobre impuestos a los sectores de mayor capacidad contributiva y que éstos puedan ser distribuidos al conjunto de la sociedad. En esto se montaron sectores políticos. No es casualidad la presencia de Cecilia Pando en las protestas, ni que en esos días el Gobierno decidiera querellar a Martínez de Hoz. Tampoco fue espontánea, sino orquestada, la reacción de las cacerolas en distintos barrios porteños con consignas como “¡no queremos otra Cuba!”, “no queremos otra Venezuela” o “la plata para los que trabajan y no para los vagos”. Todas expresiones con un tinte ideológico de derecha, conservador, que pretendían dividir a la sociedad como se hace en otros países de Latinoamérica.
–¿También hace partícipes de ese intento a los pequeños productores?
–Hay una serie de reclamos de los pequeños productores que son absolutamente justos. No se puede cobrar retenciones a todos los sectores de la misma manera, los que más tienen deben pagar más. Y tiene que haber una política diferenciada o de retenciones segmentadas para los pequeños productores para también modificar el esquema agroexportador de este país, fundamentalmente el modelo sojero, y poder desarrollar políticas para otros sectores como el ganadero o el lácteo.
–Hay sectores dentro de la CTA que le critican al Gobierno que todavía no se está logrando una redistribución de la riqueza.
–Las retenciones por sí solas no son suficientes para desarrollar una política distributiva, ahora sin retenciones no es posible. Hay una asignatura pendiente en el tema pero no se va a poder saldar si somos incapaces de construir la fuerza social y política necesaria. En la medida en que se profundicen las políticas en favor de los intereses populares, los embates de estos sectores del poder económico y el poder político cómplice o funcional van a ser más fuertes.
–¿Cómo se enfrentan esos embates?
–Con más democracia, tenemos que avanzar hacia una democracia más participativa y no tan delegativa. Ese es el caso del reclamo de la CTA por su personería gremial; es preciso darles herramientas a los trabajadores que se quieren organizar en muchos lugares del país y por eso son despedidos.
–En la Plaza de Mayo estuvieron también sectores sindicales con los que tienen muchas diferencias, como el de Hugo Moyano.
–Cuando se tomen medidas a favor de los intereses populares, vamos a estar respaldando y vamos a hacerlas nuestras, pero cuando sean en contra de los intereses populares vamos a estar confrontando. En la CTA se dio un debate sobre la concurrencia a la Plaza de Mayo y hubo diferentes posiciones. Ese es un debate que está instalado en el campo popular. La CTA no fue institucionalmente, pero sí participamos muchísimos sectores y gremios dentro de la central.
Entrevista: Sebastián Abrevaya.

DESDE TRIBUNA DOCENTE NUESTRA POSICIÓN

No nos movilizamos con Moyano, D´Elía y Yasky para apoyar al gobierno de Telefónica, Repsol y Peugeot
La inmensa mayoría de la población asiste azorada y confundida a una pelea entre dos polos capitalistas, que los trabajadores ya están pagando con desabastecimiento y que pagarán con una mayor carestía cuando terminen transando en esta pulseada.
El capital agrario quiere una rebaja de retenciones a las exportaciones, que le permita, en especial a los grandes pulpos, acaparar una mayor parte de la renta que genera el alza fenomenal de los precios internacionales.
Al mismo tiempo, ese capital sabotea el pago del impuesto inmobiliario, mediante la evasión y la valuación fraudulenta de sus campos.
El gobierno no acepta el reclamo sobre las retenciones con el argumento de que necesita mantener su política de devaluación del peso, para premiar a los pulpos exportadores automotrices, siderúrgicos, pesqueros, mineros, petroleros, vitivinícolas, citrícolas y de todo otro tipo. Pero principalmente, para pagar la deuda pública, que sólo en 2007 se incrementó en ¡15.000 millones de dólares!
Se trata de una pugna al interior de la clase capitalista, que en cualquier caso derivará en una mayor carestía, que perjudicará, por sobre todo, a los obreros de la industria y del campo, y a la clase media trabajadora.
La Federación Agraria Argentina, cuyo lejano pasado la identifica como representante de los chacareros que luchaban contra los terratenientes, ha hecho en esta ocasión un frente único con ellos y con el conjunto del capital agro-financiero-exportador.
Numerosas organizaciones de izquierda se han adherido a esta alianza esgrimiendo la coartada de que defienden a los pequeños productores.
La CGT, la CTA y otras tendencias populares han elegido ponerse del lado del gobierno que entrega el petróleo; impone topes salariales por debajo de la inflación, no cumple con el 82 por ciento móvil; tiene un pacto empresarial con los grupos mineros y con los que depredan la riqueza pesquera, y también con saqueadores confesos como Taselli o los amigos capitalistas del juego del matrimonio; que defiende a muerte a los pulpos como Techint y los ‘sobreprecios'; ataca y reprime a los docentes y a los trabajadores del subte, del Casino, del Hospital Francés, de Parmalat y tantos otros.
Se ponen del lado del gobierno de Telefónica y Telecom, que superexplotan a los jóvenes de los ‘call center', pero en cuyo capital se encuentran amigos del oficialismo como Werthein - uno de los principales terratenientes de Argentina.
Es el gobierno de los Eskenazi (Repsol), Elsztain (del pulpo agrario Cresud), Urquía (de la agro-industrial-exportadora Aceitera General Deheza).
Es el gobierno de Grobocopatel, compañero de viaje de negocios del matrimonio presidencial.
Es el gobierno de la 4 x 4 con la que el ex ministro pingüino Varizat atropelló a las maestras y maestros de Río Gallegos.
¿Puede defender al pueblo un gobierno que defiende con encarnizamiento estos intereses?
La CGT y la CTA se ponen del lado del gobierno que continúa permitiendo que la valuación fiscal de los campos, sobre la que se pagan los impuestos inmobiliarios, sea ochenta veces inferior al precio de mercado de la hectárea de tierra.
La CGT y la CTA llaman a una movilización en apoyo a este gobierno de la gran patronal, movilización que nunca realizaron para luchar contra los techos salariales, por la abolición del trabajo en negro, por el 82% móvil para los jubilados, o el fin de la flexibilidad laboral.
Los obreros no tienen nada para ganar con esta movilización, pero sí mucho para perder, porque al final el gobierno de la entrega minera y la inflación acabará pactando con el gran capital agrario sobre las espaldas de los trabajadores.
Denunciamos que lo que ocurre es un conflicto al interior de la clase capitalista.
Nuestro planteo es:
Nacionalización de los grandes capitales que controlan el 50 por ciento de las tierras y de la producción agraria, y el 90 por ciento del comercio exterior, para impulsar una política de poblamiento agrario en beneficio de chacareros y obreros del campo.
Nacionalización del comercio exterior y de los puertos privados, por donde se contrabandea la producción de Argentina y se evaden miles de millones de pesos.
Defensa del obrero rural: salario mínimo igual al costo de la canasta familiar, control obrero de las condiciones de trabajo y garantía anual de sus ingresos.
Nacionalización de la minería y del petróleo y enjuiciamiento a las camarillas gubernamentales que se han asociado a ellas en las provincias mineras y petroleras.
Eliminación de todos los impuestos al consumo, por impuestos elevados y progresivos a las ganancias y rentas de los grandes capitalistas.
La crisis presente demuestra que se necesita una reorganización del país sobre nuevas bases sociales y políticas.

La salida es obrera, popular y socialista