EL PARTIDO OBRERO DENUNCIA A JOSE PEDRAZA

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 "Una extorsión para mantener las tercerizaciones y conseguir la impunidad"

1. La escalada del gobierno contra los tercerizados, y su ataque al Partido Obrero, apuntan a encubrir a los verdaderos responsables de este conflicto: nos referimos a Antonio Luna, subsecretario de Transporte Ferroviario, José Pedraza, y Omar Maturana, de las cúpulas de la UF y la Fraternidad. Hace cuarenta días, una RESOLUCION del ministerio de trabajo disponía la reincorporación de 217 trabajadores, tercerizados y de la concesionaria UGOFE; en segundo lugar, establecía el pase a la planta permanente del ferrocarril de los 1500 tercerizados del Roca; y, finalmente, y hasta que se produjera ese pase a planta,  la equiparación salarial de los tercerizados según el escalafón más bajo del convenio ferroviario. El Ministerio difundió a la prensa esta resolución, con el nombre y apellid! o de todos los trabajadores involucrados. Esa resolución no fue cumplida: un centenar de despedidos aún no han sido reincorporados, con el agravante de que cesantearon en el interín a tantos tercerizados como los que fueron reintegrados a sus tareas. La promesa del pase a planta, que debía sustanciarse al 20 de diciembre no ha ocurrido, y el cobro de convenio a partir del 1º de diciembre tampoco.

2.-Durante todo este tiempo, la secretaría de transporte no puso un peso para que pudiera sustanciarse ese acuerdo. Las razones las dio, en la tarde de ayer, Omar Maturana, de La Fraternidad, cuando aseguró ante el periodista Zlotowajda que "ningún tercerizado pasará jamás a planta permanente", ya que "los puestos de trabajo los deciden los sindicatos, 80% la Unión Ferroviaria y 20% la Fraternidad". De ese modo, la burocracia sindical se asegura el ingreso de elementos afines, que permitan seguir ejerciendo su dictadura contra los trabajadores del ferrocarril. ¡Christian Favale, detenido por el crimen de Mariano Ferreyra, es uno de sus "postulantes"! Mientras tanto, los propios dirigentes de la UF son empresarios de las tercerizadas, lucrando con la miseria salarial y la precarización laboral de quienes reclaman su pase a planta. Por estos dos motivos, pero no sólo por ellos,   Pedraza y Maturana han colocado un veto al ingreso de los tercerizados.

3.-En la tarde de ayer, los representantes de los despedidos y el ministro Tomada habían llegado a un compromiso, que permitía el levantamiento de la medida (se trataba de un pago de dos mil pesos a los despedidos, a modo de paliativo hasta que se resolvieran las cuestiones de fondo). Pero sorpresivamente, el ministro se desdijo. Las razones son claras: Pedraza y Maturana le habían bajado el pulgar a ese compromiso. Sugestivamente, comenzaban los desmanes en Constitución. La matriz de esos desmanes excede, por mucho, a los "pasajeros indignados": está la mano inconfundible de José Pedraza y la patota sindical.

4.-Con sus constantes provocaciones y extorsiones, Pedraza y los suyos apuntan más  lejos: están exigiendo la libertad de los siete dirigentes y patoteros detenidos por el crimen de Mariano Ferreyra.    Ocurre que el hilo conductor de la causa y de sus cargos apunta, inexorablemente, a José Pedraza y Juan Carlos Fernández. Pedraza necesita liberar a la patota para poder bajarse, él mismo, del banquillo de los acusados. Al pudrir el acuerdo con los tercerizados y montar el escenario provocador de Constitución, la burocracia sindical ha enviado su mensaje extorsivo al gobierno y a la Justicia. Detrás de su objetivo de impunidad,  Pedraza tiene virtualmente secuestrado al gabinete nacional.

    5.-El Partido Obrero convoca a todo el pueblo argentino a defender la lucha de los tercerizados: su victoria es crucial para terminar con la lacra de la precarización laboral. Reclamamos que NO se excarcele a la patota sindical que mató a Mariano, para que se pueda avanzar en el juicio castigo y cárcel a José Pedraza y todos los responsables políticos e intelectuales del crimen de Barracas.

Néstor Pitrola,   Marcelo Ramal
24 de diciembre de 2010


 

SABADO 18/12 VENI A BRINDAR CON TRIBUNA

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Dos elecciones, ninguna CTA

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El sector de Micheli ha convocado elecciones complementarias para el 9 de diciembre. El de Yasky haría otra elección, tal vez de tipo general, en marzo. Se trata de sendas autoconvocatorias para autoelecciones que apuntan a legitimar una ruptura. La previsión, en mayo pasado, en Prensa Obrera, acerca de que la otrora burocracia unida de la CTA la llevaría a la liquidación, se ha confirmado lastimosamente.

Yasky actúa con el apoyo del Estado, que ha sido convertido en interventor de Tomada en la CTA y opera para cooptar seccionales de ATE y otros gremios como Conadu, UTPBA o subtes. Usa para eso, sin pudor, los aparatos de Ctera y Suteba. La tendencia de Micheli responde como un pugilista ‘groggy'. La ventaja de uno sobre el otro reside en los proyectos políticos que ambos esgrimen: Yasky, abiertamente, el de la reelección K y el reforzamiento de la integración de los sindicatos al Estado; Micheli, vergonzosamente, el de Pino Solanas -una alternativa menor en la constelación opositora. Yasky va por toda la CTA, Micheli por la conservación de su reducto de ATE. De boca para afuera, la fracción de Micheli defiende su convocatoria para obtener una cobertura legal que le permita desarrollar la lucha de los tercerizados, lo cual demuestra un alto nivel de derrotismo -cuando, además, los Yasky y Micheli no jugaron ningún rol en el Roca, así como tampoco en Edenor, ni lo jugaron en el subte durante la lucha por la jornada laboral de seis horas o por la integración de las tercerizadas de Metrovías. Sí lo jugaron para fracturar políticamente a los delegados del Subte, mediante la afiliación de prepo a una CTA que no ya no existe. La CTA, en siete años de kirchnerismo, no hizo un paro nacional, excepto ante el asesinato de Carlos Fuentealba. El ala degennarista no apeló jamás al congreso nacional, donde tenía mayoría, ni a la deliberación de las bases para quebrar la ofensiva de Yasky.
La participación en estas elecciones, francamente truchas, es inaceptable porque significaría una complicidad con la destrucción de la CTA. Para reconstruir a la CTA es necesario, antes que nada, un cambio en la orientación política que opone al proyecto K otro proyecto político igualmente ajeno a la clase obrera -el de Proyecto Sur. La CTA debería estar al servicio de un proyecto político independiente, propio de la clase obrera. En estrecha relación con esto, la segunda cuestión es que deben cesar las decisiones burocráticas de cúpula y pasar la posta a la deliberación de las bases mediante plenarios y congresos, a los que sean convocados todos los sindicatos de la CTA -si es necesario por encima de sus direcciones, e incluso con la participación de las organizaciones clasistas de sindicatos y cuerpos de delegados que se encuentran en la CGT. El proyecto estratégico de la burguesía para la clase obrera -reforzar la integración de los sindicatos al Estado- vacila en sus cimientos -como lo prueban la rebelión de los tercerizados, el desarrollo del movimiento clasista y el paso de la burocracia por la Justicia penal. El movimiento obrero se está reconstruyendo con independencia de las maniobras que las burocracias de la CGT y la CTA tejen a sus espaldas. Hay que trabajar aquí -no avalar elecciones truchas de diverso tipo para salvar la reputación o función gremial (en última instancia insalvables) de los dirigentes que las convocan. La fracción de Micheli está tan lejos de una diferenciación con la de Yasky que le votó por unanimidad todas las macanas que los yaskistas propusieron en el reciente Congreso de Suteba -incluida la usurpación de la seccional La Plata.
La ex dirección colectiva de la CTA no presentó todavía un balance político de su participación en la Alianza, primero, y el Consejo Consultivo de Duhalde con la Iglesia, más tarde, así como de la "esperanza" kirchnerista, por último. Su política del colaboración de clases con la Federación Agraria y las pymes ha ignorado la campaña de éstas a favor de la flexibilidad laboral, la tercerización y el trabajo en negro -para las empresas con menos de ochenta obreros (lo que incluye a la gran industria). Ahora, Proyecto Sur reivindica un ‘replay' disminuido de la Alianza con el automotor Juez y el cerealero Binner. Así, la CTA de Micheli no podrá ser nunca dirección de la rebelión de los tercerizados ni podrá combatir la precarización laboral, menos aún reconstruir a la CTA. A los partidos de izquierda que avalan el llamado a elecciones truchas que no resuelven nada, los inspira un seguidismo que les asegure alguna candidatura por Proyecto Sur -no la defensa de la CTA.
Es la hora de una discusión franca y de un balance político. Para impedir su destrucción, los militantes y activistas de la CTA debemos exigir un cambio de orientación política y de metodología.


Néstor Pitrola