Las fracciones que han llevado al derrumbe a la CTA no tienen siquiera la capacidad de separarse; como un matrimonio desgastado, han tomado la posición cobarde de la cohabitación edilicia. En el proceso, disputarán la recaudación de los aportes de los afiliados y el pago del personal de la sede. El desguace continuará, de todos modos, por otros senderos y promete llevarse consigo a algunos sindicatos -por lo menos a ATE, donde los yaskianos están dispuestos a pelear la dirección a Micheli. La convivencia edilicia encubre la intención de llevar la crisis de la CTA hasta el desguace. La falta de una delimitación política neta y de una ruptura clara llevan a un completo liquidacionismo. Unos y otros buscan amparo en el aparato político de la burguesía -Yasky en el gobierno y Micheli en el conjunto de la oposición patronal. Las energías de De Gennaro se están consumiendo en la tentativa de conseguir la candidatura a la vicepresidencia por Proyecto Sur. A uno como a otro sector patronal, sin embargo, el destino de la CTA le importa un bledo, pues la construcción de poder en el movimiento obrero sigue pasando por la burocracia histórica del peronismo. Los diarios aseguran que CFK ha tomado distancia de Yasky, probablemente para no agregar al oficialismo una mayor cantidad de desprestigio.
Los Yasky y Micheli han hecho naufragar a la CTA en el momento de mayor crisis de la burocracia de la CGT -cuando ésta se ve obligada a transitar por los tribunales por negociados y hasta crímenes, y cuando el desafío a ella en los lugares de trabajo ha alcanzado su punto más alto en mucho tiempo. Los dirigentes del sindicato ceramista de Neuquén y sus acólitos debieran enviar un regalo de Reyes a este periódico por haber derrotado, en los meses previos a las elecciones de la CTA, su proyecto de anexarse a la CTA -sin principios ni programa.
El veloz desguace de la CTA ha provocado una parálisis enorme, la cual es comprensible porque no lo esperaban en absoluto. Es urgente discutir lo ocurrido, porque no hay futuro en insistir con más de lo mismo. El derrumbe de la CTA no tiene retorno; la orientación de que sigan es, sin embargo, fundamental. Es fundamental porque asistimos a una crisis de conjunto de la burocracia sindical; ella no se confina en la CTA, que es solamente su expresión más mediática. Es necesario crear una tercera fuerza sindical, en oposición a Yasky y Micheli, para disputar la dirección de los sindicatos de la CTA, que van a enfrentar también un intento de desguace, en nombre de la defensa de sindicatos independientes del Estado. Una lucha de este carácter se conjugaría con la que se libra en el conjunto del movimiento obrero, dominado por la burocracia de la CGT. El año que se inicia, en un marco de fuertes tendencias inflacionarias, convertirá a las paritarias, más que en los años recientes, en un eje de contradicciones y conflictos, así como también de luchas. Ningún activista o agrupamiento de activistas podrá abordar este desafío bajo las banderas de los descuartizadores de la CTA. Proponemos una campaña para concretar un gran plenario o congreso de los activistas y sus agrupamientos que militan en la CTA, para fijar una política para las paritarias y para disputar la dirección de los sindicatos de la CTA.